Vejiga hiperactiva

El trastorno de la vejiga hiperactiva se caracteriza por contracciones involuntarias e incontrolables de la vejiga, lo que resulta en una urgencia frecuente para orinar. Este trastorno puede ser ocasionado por diversos factores, como pueden ser enfermedades neurológicas, infecciones del tracto urinario y cambios relacionados con la edad. Es importante consultar con un médico si se experimenta algún síntoma de los anteriores.

¿Qué es la Vejiga hiperactiva ?

El síndrome de vejiga hiperactiva (VH) es una entidad que cada día adquiere más importancia, aumentando de forma progresiva a medida que aumenta la edad de la población.

Puede definirse como la presencia de urgencia miccional con o sin incontinencia de urgencia que además se asocia a un aumento de la frecuencia miccional sin que exista infección de orina ni ninguna otra patología.

La urgencia miccional es la necesidad imperiosa de realizar la micción que aparece de forma repentina y que es difícil de diferir, pudiendo suceder la pérdida involuntaria de la orina aunque el paciente lo intente evitar y que en muchas ocasiones se produce por una hiperactividad del detrusor al contraerse la vejiga de forma rápida.

La incontinencia urinaria (IU) se puede definir cómo la pérdida involuntaria de orina a través de la uretra, no debe considerarse una enfermedad sino como la manifestación de distintas alteraciones del tracto urinario inferior.

Epidemiología y calidad de vida

El síndrome de VH es muy frecuente, sobre todo en mujeres y altera de forma importante la calidad de vida. Tiene un impacto negativo y puede limitar la actividad física, laboral, las relaciones sociales y las actividades diarias de los pacientes, además de alterar las función sexual y las relaciones dentro de la pareja.

Su prevalencia es mayor a medida que aumenta la edad de los paciente, pudiendo llegar a afectar a en torno el 30-40% de los pacientes mayores de 65 años.

Detección y diagnóstico de la vejiga hiperactiva

El diagnóstico es fundamentalmente clínico, siendo la urgencia miccional el principal síntoma para poder llegar a establecerlo. También puede presentarse un aumento de la frecuencia miccional tanto durante el día como por la noche.

  • Historia clínica: inicialmente lo más importante para llegar al diagnóstico adecuado es realizar una historia clínica detallada. Debemos preguntar al paciente por los antecedentes que puedan estar relacionados, posibles cirugías pélvicas, la repercusión que tiene en su vida diaria y cómo lo tolera, la toma de fármacos, si el inicio de los síntomas lo relaciona con alguna causa, el tiempo desde el inicio de la sintomatología, la frecuencia de la urgencia, si es muy importante, cuando se produce…y si hay o no pérdida de orina. Si se producen escapes de orina, hay que diferenciar entre sí solo se produce IU de urgencia o si también hay IU de esfuerzo (mixta).
  • Exploración física: importante para descartar otras posibles causas de hiperactividad vesical.
  • Analítica: Sedimento de orina (descartar sangre en orina). Cultivo de orina (descartar posible infección urinaria). Citología de orina (descartar posible carcinoma in situ vesical).
  • Diario miccional de 3 días: para evaluar la frecuencia y la gravedad de los síntomas Reproducen de una forma real el potrón miccional del paciente en su propio entorno y durante sus actividades normales. Está validado en España.
  • Ecografía abdomino-pélvica: valorar alteraciones del tracto urinario. Además de descartar posible patología tumoral, en pacientes que no responden a tratamiento farmacológico es importante descartar un residuo postmiccional alto.
  • Cistoscopia: solo necesaria si se sospecha un tumor vesical o mala respuesta al tratamiento.

Diagnóstico diferencial

  • Tumor vesical.
  • Poliuria nocturna.
  • Dolor pélvico crónico.

Tratamientos para el vejiga hiperactiva

El tratamiento debe iniciarse siempre mediante medidas conservadoras, en función de las respuesta del paciente se pasará a una siguiente fase del tratamiento.

  • Recomendaciones higiénico-dietéticas: primera medida terapéutica, puede aliviar los síntomas de los pacientes.
    • Disminuir y/o ajustar la ingesta de líquidos: según las actividades diarias que desarrolle y la clínica que presente.
    • Controlar el estreñimiento.
    • Recomendar diminución de peso
    • Recomendar dejar de fumar.
    • Disminuir el consumo de cafeína.
    • Ejercicios de Kegel (suelo pélvico)
    • Entrenamiento vesical: se basa en programar las micciones, realizándolas antes de que se produzca la urgencia miccional y con ella los escapes.
  • Tratamiento farmacológico: primera medida terapéutica, puede aliviar los síntomas de los pacientes.
    • Antimuscarínicos: son la base del tratamiento de la VH. Su finalidad es reducir las contracciones involuntarias vesicales.
      Hay varios tipos: tolterodina, solifenacina, fesoterodina y oxibutinina transdérmica. Se recomienda al menos 4 a 12 semanas de tratamiento para evaluar su eficacia. En caso de fracaso o intolerancia se puede cambiar a otro antimuscarínico.
    • Mirabegrón: relaja la musculatura lisa de la vejiga. Mejora clínica y la calidad de vida de los pacientes con una buena tolerancia y disminución de los efectos adversos.
      • Tratamiento específico de la VH (se debe valorar en aquellos casos en los que hayan fracasado los tratamientos conservadores y farmacológico)
      • Electro estimulación del nervio tibial posterior: tratamiento no agresivo ni invasivo. Mediante la electroestimulación del nervio tibial (zona del tobillo) se logra frenar la actividad vesical
        La mejoría clínica de estos paciente tras finalizar el tratamiento oscila entre el 55 al 80%.
        Se realizan sesiones de 30 minutos, 1 vez a la semana durante 12 semanas. Se aconseja tratamiento de mantenimiento con una sesión mensual.
        Su tratamiento es muy sencillo, no precisa anestesia realizándose en una consulta sin efectos y con ausencia de dolor.
      • Inyecciones intravesicales de toxina botulínica 100: paraliza parcialmente el detrusor con lo que disminuyen las contracciones vesicales. Altamente eficaz en pacientes que no responden a tratamiento farmacológico oral. Importante mejoría clínica y de la calidad de vida en 70% de los pacientes .
        Su efecto dura entorno a 6 meses al cabo de los cuales se requiere una nueva inyección.
        El tratamiento de la VH con Botox puede realizarse de forma ambulatoria con anestesia local en la mayoría de los casos o epidural pudiendo ser los pacientes dados de alta el mismo día de la cirugía sin sonda vesical.

En SUTURO realizamos abordaje integral de la vejiga hiperactiva: nuestro equipo de fisioterapeutas especialistas en suelo pélvico tienen amplia experiencia en abordaje de esta patología, desde reeducación a la estimulación del nervio tibial. Realizamos en los casos necesarios inyección de toxina botulínica sin necesidad de ingreso.

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